Las fiestas tenían, por lo general, un gran carácter religioso. Se organizaban tumultosas procesiones en las que los protagonistas llevaban máscaras que representaban a los genios de la Tierra y la fecundidad. Se cree que estos cortejos dieron lugar a la creación del teatro. Algunas de estas manifestaciones fueron prohibidas por el Senado a partir de 186 a.C., pero las sectas místicas y el pueblo conservaron la tradición hasta bien entrada la época imperial.
Feriae latino era una fiesta anual, que se celebraba en el monte Albano. Era móvil y la fecha la fijaban cada año los cónsules entrantes, durante la reunión que el Senado convocaba en el templo de Júpiter Óptimo Máximo. El dios festajado era Júpiter Latiaro.
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