Mujeres en la Antigüedad.
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Las mujeres, por muy hijas y esposas de ciudadanos que fueran, no podían intervenir en los organismos públicos ni votar. Las vidas de mujer variaban enormemente según su puesto en la sociedad.
Las mujeres de un nivel adinerado de la sociedad delegaban las tareas cotidianas en los esclavos. Estos ayudaban a todo lo que sus amas querían: lavar pies y manos, dar masajes con aceites olfateados, pasar horas poniendo su pelo en rizos... Las mujeres adineradas gastaban gran parte de su día.
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La mujer rica permanecía en casa recluída en el gineceo y no participaba en fiestas, banquetes o actos públicos. Pero la inmensa mayoría trabajaba, aunque pocos eran los trabajos, en comparación con los hombres, a que podían dedicarse (vendedoras, nodrizas, comadronas...).
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Un caso aparte constituían las bailarinas, músicas y prostitutas, mal consideradas, pero con un grado superior de libertad al común de las mujeres. En la sociedad griega también existían las hetairas, generalmente extranjeras: eran las únicas mujeres cultas que participaban en los banquetes con los hombres. Eran intelectuales y artistas formadas en diversas artes que les permitía discutir con ellos… Mal vistas en general por las "virtuosas", muchas de ellas llegaron a alcanzar merecida fama. Una de la más conocida de la Antigüedad fue Aspasia de Mileto, compañera de Pericles durante muchos años, famosa por su inteligencia y belleza.
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